Si tienes un negocio, sea digital o no, necesitas vender, eso es así.
Hoy no me voy a centrar en las creencias limitantes, esas que siempre salen de: es que yo no sé vender, no quiero sentirme como una vendedora, etc. como si vender fuera algo malo o estuviéramos poniendo una pistola en la cabeza de la persona a la que nos dirigimos.
Eso lo veremos en otro artículo del blog.
En el artículo de hoy me quiero centrar en cómo crear un embudo de ventas.
¿No sabes qué es?
Un embudo de ventas es el camino que recorre nuestro cliente ideal desde que nos conoce hasta que nos compra, a eso se le llama conversión (cuando conseguimos que un cliente nos compre). Es decir, si yo tengo una lista con 100 personas a las que les interesa lo que yo hago y de esas 100 me compran 10, mi tasa de conversión es del 10% (ojalá, verdad?)
Pues de lo que se trata es de hacer que ese embudo de ventas (porque tiene forma de embudo) sea más grueso por la parte del centro y final.
¿Y eso cómo podemos conseguirlo?
De muchas maneras, pero en este artículo os voy a hablar sobre el email marketing.
Muchas pensaréis que es algo pasado de moda, que a ti no te gusta recibir mails, que nadie los lee, que es una pérdida de tiempo…pues déjame decirte que nada más allá de la realidad.
Es curioso que hoy en día se valore más tener seguidores que tener una gran lista de suscriptores, porque la verdad es que he tenido clientes con grandes números de seguidores en redes sociales que no han vendido nada. Si, así es.
Seguir a alguien en redes sociales es gratis, no te requiere mucho esfuerzo, ni tiempo, simplemente le das a un botón y desde entonces te aparecerá lo que publique (o no, depende de cómo esté ese día el algoritmo..) estoy segura que de todas las personas a las que sigues ahora mismo no le compras ni a 5, ¿A que tengo razón?
Pues eso, tener muchos seguidores lo único que engorda es tu ego, pero no tu cuenta corriente, y eso sin contar si de golpe y porrazo el Sr. Zuckerberg no te cierra la cuenta, te la bloquea o algún listo te denuncia o te la hackea, algo muy habitual últimamente.
En cambio, suscribirte a una newsletter ya es otro cantar, ya tienes que poner tu nombre y tu correo en un formulario, le tienes que dar a enviar, te llega un email en el que tienes que confirmar que realmente te quieres suscribir, ¡Todo un trabajo!
Ahí estás mostrando un verdadero interés, porque entiendo que no vas dando tu email a todo el mundo, no? Supongo que como tu teléfono, te piensas bien a quién se lo das, ¿verdad?
Esto tampoco quiere decir que vas a comprar a todas las personas de las que recibes una newsletter, pero sí que estás mostrando un interés mayor que el de las redes sociales, puesto que ya te ha supuesto un trabajo.
Esa persona que te ha dejado su email ya está bajando por el embudo, ya te conoce, ya sabe a qué te dedicas y te ha dejado su email a cambio de algo, de un descargable, de un descuento, de una check list..porque le interesa, quiere tener eso que le estás regalando, por lo tanto, tiene un nivel de compromiso mayor que alguien que te sigue en redes.
Por lo tanto, está más cerca de comprarte, de dar ese paso.
Eso si, el resto te lo tienes que currar, porque no se trata de hacer un lead magnet (el descargable, la check list o el descuento del que te hablaba) y olvidarte de esa persona, no.
Hay que crear un ambiente de confianza, captar su atención, hacer que conecte contigo para que al final quiera comprarte, porque al final compramos a la persona en la que confiamos y con la que conectamos, así que hay que seguir una estrategia de contenidos que consiga que pase del tráfico templado (mitad del embudo) a tráfico caliente (que convierta en ventas).
Si aún no tienes una estrategia de email marketing, estate atenta porque en breve saldrá la segunda edición del programa grupal “Voy con todo” en la que tratamos esta estrategia y muchas más que te ayudarán a gestionar tu negocio como una verdadera CEO y conseguir más ventas.