No conozco a nadie que no tenga o haya tenido el Síndrome del Impostor, y si no sabes lo que es, te dejo la definición de la agencia Michael Page que me parece de lo más acertada: “El síndrome del impostor, a veces llamado síndrome del fraude, es un trastorno psicológico en el cual las personas exitosas son incapaces de asimilar sus logros. Quienes tienen muchos logros y triunfos suelen sufrir; así que esta enfermedad no se compara con la baja autoestima o falta de confianza. De hecho, algunos investigadores la han vinculado al perfeccionismo, sobre todo en mujeres. La tendencia a minimizar y subestimar el éxito es significativa en quienes padecen el síndrome del impostor.”
Por lo tanto, es normal que suframos este tipo de síntoma puesto que la mayoría pensamos que lo que hacemos nosotras lo puede hacer cualquiera, que no es para tanto, que se van a dar cuenta de que somos un fraude, que no nos merecemos lo que estamos obteniendo, etc.
Por eso es muy importante que cuando te lleguen esos pensamientos, pares y reflexiones: ¿Cómo estaba yo hace un año? ¿Qué he hecho hasta ahora? ¿Me he formado? ¿He aplicado mi formación en mis trabajos? ¿Tengo testimonios que lo avalen? ¿Qué acciones he realizado durante este año que me han llevado hasta donde estoy? ¿Me estoy comparando con alguien?
Las comparaciones son odiosas y muchas veces son la fuente de inseguridades y de la tendencia al perfeccionismo. Nos sentimos impostoras porque solemos compararnos con otras personas con una trayectoria muy distinta a la nuestra, con orígenes distintos, formaciones distintas, equipo distinto.
Nos dejamos influenciar por las apariencias que vemos en Instagram o en la web y no nos paramos a pensar si detrás de todo lo que se muestra no hay algo más oculto.
Si te comparas con una persona que tiene una trayectoria de años de experiencia siempre vas a salir perdiendo, evidentemente, por eso es importante que te compares con tu yo de hace un año, esa es la comparación que necesitas analizar.
Si te comparas con una persona que quizá tiene la misma experiencia en años que tú puede ser que detrás tenga un equipo que la ayude, o tenga un capital del que tú no dispones o tenga una formación que tú no tienes.
Cada persona es un mundo, por lo que aunque sé que es inevitable hacerlo, después piensa en todo esto y verás como tu síndrome del impostor va menguando.
Otra de las acciones que puedes realizar es pedir testimonios: quizá para ti tu trabajo es algo sencillo y banal y no le das importancia, pero seguro que tus clientes valoran tu trabajo mucho más que tú, por lo que es importante que les pidas testimonio, ¿Qué les ha gustado de tu trabajo? ¿Qué les ha motivado a comprarte o contratarte a tí en vez de a otra persona? ¿Qué es lo que destacarían de ti? ¿Qué mejorarían? ¿Qué han echado de menos? Es una buena manera de obtener testimonios y feedback que te ayudarán a mejorar tu negocio y además te mostrarán tus fortalezas, lo que te reafirmará y hará que tu síndrome del impostor se vaya diluyendo.
Otra de las maneras de reducir el Síndrome del Impostor es anotando las metas que quieres conseguir, planificar las acciones y estrategias que te llevarán a conseguirlas y una vez hayas conseguido esa meta, anotarlo en algún sitio visible que te muestre que has conseguido tu objetivo y por lo tanto no eres ningún fraude.
Hacer este tipo de revisiones cuando nos viene a visitar el Síndrome del Impostor es muy importante ya que nos puede llegar a bloquear y desmotivar y al final es algo mental que podemos trabajar.
Y si ves que de todas formas el Síndrome del Impostor sigue ahí y no te deja avanzar, entonces te recomiendo que acudas a algún especialista (gestor de emociones, coach, psicólogo) que te ayude en el proceso para que puedas seguir adelante, pedir ayuda siempre es una buena opción.